Un payaso en Namimori [Libre]

Emoción. Era lo que aquellos inocentes ojos azules expresaban en esos momentos mirando la impotente imagen del instituto Namimori frente a el. Durante el año que llevaba viviendo en aquella pequeña ciudad había esperado poder entrar a dicho instituto, esforzándose al estudiar en casa debido a la falta de instituciones educativas que pudiesen haberle enseñado algo de provecho en su isla natal. Las pocas cosas que sabia habían sido por estudiar en casa, precisamente. Habían sido mañanas de arduo estudio antes de la muerte de su padre para poder ingresar a la escuela, a duras penas metiéndose en la cabeza la información que debió haber aprendido durante 9 años de preescolar y primaria en tan solo un año. No era como si lo entendiera perfectamente, pero al menos había tenido la oportunidad finalmente de entrar a una escuela como aquella.

Bueno. Quizá sin Vongola no lo hubiese logrado. Era aquella peculiar "misión" lo que le había permitido estar en aquel instituto, con la única condición de mantener vigilado a cierto joven con el cual compartía parecido. Pero eso no importaba.

Con paso rápido entro en el territorio escolar, ignorando por completo las pequeñas peculiaridades de la escuela (y a los tipos de peinados graciosos que se encontraban en los alrededores), llevando en sus manos simplemente un cuaderno y en el bolso del pantalón negro (el cual llevaba junto a una camisa blanca y una sudadera de color azul cielo mientras recibía el uniforme) un lápiz y borrador. Suficiente para su primer día, ya luego conseguiría la lista de materiales.

_ Soy Sora Takahashi~ llámenme Sora a secas... ¡Mucho gusto! - exclamo de forma alegre frente a su grupo al momento de ser presentado. Tras ello, las primeras clases habían pasado con total tranquilidad... bueno, la que era posible teniendo al hiperactivo castaño dentro de aquel salón de clases.

En tan solo unas horas había logrado ganarse el odio de muchos profesores: ¡Genial!. Desde preguntas estúpidas en clase de física e historia, hasta pequeñas bromas y comentarios respecto a las teorías matemáticas, contando ademas el salirse del salón sin permiso por querer ir al baño, echarle porras a algunos chicos que jugaban en la explanada, ponerse a dibujar con lápiz en la butaca (Comicamente una estrella Paopu) y la cantidad de veces que se levantaba para hablar con sus compañeros en media clase habian sido suficientes para recibir mas de una llamada de atención por los profesores, incluyendo una amenaza de castigo y suspensión. De no ser porque dichos profesores sabían que el chico desconocía las normas y el sistema escolar, seguro hubiese quedado fuera el primer dia de clases.

"Vaya que no saben divertirse" pensó mientras caminaba por los pasillos, con ambas manos entrelazadas detrás de su cuello y sosteniendo una bolsa de plástico en uno de sus brazos, donde llevaba su almuerzo. No conocía a nadie aun, estaba aburrido, tenia hambre y definitivamente andaba falto de atención.

Tras oír un peculiar sonido de su estomago, decidió que lo mejor era resolver el problema del hambre primero.

Asi que se dirigió a la azotea y se sento en una esquina con las piernas cruzadas y abriendo con total emocion su almuerzo, agradeciendole con total alegria a su madre por prepararle tales delicias antes de comenzar a a comer.

El que cosa hacía alguien como ella -totalmente tatuada y fuera del rango de edad para cualquier tipo de estudiante de una escuela media- allí era algo bastante simple, considerando que muchas veces se había planteado la necesidad de tomar algún trabajo extra fuera de lo que era su salón de tatuajes. Quizá había sido una decisión apresurada en cuanto uno de sus conocidos -no tan conocidos- se lo planteó de manera nerviosa. El tomar el rango de maestro suplente de artes por una semana era algo en lo que definitivamente no tenía experiencia, poco había convivido con gente joven a su edad, y poco sabía de los niños de ahora, eso sumado a su falta de sentido común para ser una maestro de escuela, su apariencia física, su pasado oscuro y de convicto más el estado actual de sus ojos cubiertos por gafas oscuras ahora le hacía, desde todos los puntos lógicos de vista, alguien no apta para el cargo. Pero de ninguna forma o motivo le dejaron huir en cuanto ella entró a la oficina del director con la carta de recomendación a su persona en las manos, parecían desesperados en encontrar un tonto para el cargo, por que ni siquiera les había importado su apariencia o su falta más que sospechosa de datos. Tampoco les importo que no usara un uniforme apropiado, ni que nada más en su primera hora de clases los alumnos habían terminado por huir de la sala.

Al menos había llegado sin novedades aparentes hasta la hora de almuerzo, ningún profesor se había querido acercar a hablar con ella y el resto de los alumnos a los que les había echo clases esperaron hasta que ella se fuera para poder salir de la sala de clases con las piernas temblorosas. ¿Qué cosa había dicho mal?, solo les amenazó con sacarles los globos oculares sin cloroformo o algo que los adormeciera para hacer una especie de escultura, eso no era mucho peor que las cosas que había echo antes de que Vindice se la llevara. ¿De que se asustaban tanto?, no había comenzado a dar detalles de la operación cuando una de las niñas salió corriendo del salón con las palmas de las manos sobre sus labios.

— Niños...

Murmuró queda al subir las escaleras directo a la azotea de la escuela media con una bolsa con su almuerzo. Ajustó sus anteojos oscuros para proteger su extraña mirada de posibles desconocidos presentes en el lugar, e incluso, ordenó un tanto su chaleco negro sobre la polera blanca sin mangas. Aunque le era imposible ocultar mucho más de su cuerpo tatuado -entre ello sus manos y dedos- al menos haría lo posible para ello. Después de todo sería maestra de escuela media durante una semana.

— Vale, me habían dicho que esto estaba cerrado para alumnos durante la hora de almuerzo —comentó de manera baja rascando su cabeza al ver al chico de la esquina, con el almuerzo también entre manos. Bleh, le dejaría, no era ella quién para recriminar a un adolescente—. Provecho —le saludó con una señal de paz en sus manos para luego retirarse al costado opuesto a comer. Sacó su jugo en botella y un emparedado de queso envuelto en una servilleta.

Comenzó a comer de manera lenta y pausada, sin tomar en cuenta a la otra persona del lugar. No le molestaría, total ella en ese mismo minuto también estaba escapando lejos de esos ojos acosadores llamados "niños de escuela"

Bien... amaba a su madre.

Sus ojos brillaron como estrellas al mirar su comida dentro de la caja del almuerzo: Una torta de huevo en forma de fruta paopu sobre el arroz blanco, acompañado de estrellitas pequeñas hechas de verduras. Si bien era un almuerzo similar al de un niño de preescolar/primaria, para Sora era uno de los regalos mas grandes entregados por su progenitora, que siempre hacia todo con tal de hacer al mocoso malcriado feliz.

Y malcriarlo mas, de pasada.

Tras mencionar el tradicional "Itadakimasu" de forma emocionada, tomo el par de palillos desechables y los separo con un poco de fuerza, causando que se rompieran de la parte superior, antes de comenzar a comer su almuerzo tan feliz como un niño que acaba de recibir un dulce. O bueno... comiendo mas bien como un chico hambriento que no habia comido en tres dias (aun si llevaba poco tiempo de haber desayunado).

Tan ocupado estaba con aquella "labor" que no habia prestado la mas minima atencion al momento en que una profesora subio a la terraza, y mucho menos a su curioso (en el buen sentido) peinado, perforaciones y tatuajes que cubrian sus manos. Menos aun al hecho de que, tras un par de minutos, esta habia terminado por sentarse a su lado.

Al menos no hasta escucharla hablar.

Con los ojos como platos y casi atragantándose con el bocado de arroz que tenia en la boca, miro con sorpresa a la mujer preguntándose en que momento había llegado a la azotea. Sin embargo, tras golpearse el pecho un poco y tragar bien de forma correcta la comida en su boca, entonces sonrió alegremente.

_ Igualmente~ - menciono, ignorando aun el hecho de que se trataba de una profesora. Tras tomar un nuevo bocado de su almuerzo en total silencio, volvio a mirar a la chica. Su naturaleza amigable le exigia hablar con ella, nunca le habia gustado estar solo, y seguro podia hacer de ella su primer amiga.

_ Soy Sora~ mucho gusto... - comento tras unos segundos, sonriendo de forma infantil, para luego ladear el rostro y mostrar una gran curiosidad en sus propios orbes azules.- amm... ¿También eres una nueva alumna? no llevas uniforme - dijo de manera ingenua. Durante las pocas horas que llevaba en la escuela, ademas de las peliculas que habia visto de generos escolares, siempre habia visto profesores ancianos, por lo que al ver a una mujer joven jamas se le habia pasado por la cabeza que se tratara de una profesora.

Seishun tranquilamente se permitió alzar un tanto las cejas oscuras de su rostro bajo las gafas de sol, dejó el emparedado y el jugo sobre sus piernas antes de alzar sus manos para agregar el gesto con sus dedos.

— "Profesora suplente de artes" —finalizó en tono aburrido, luego estiró su mano hacía el chico—. Seishun Billiards

Tan despistada como el otro seguramente, ignoró completamente el hecho de que él podría tratarse de un alumno más de la escuela media de Namimori y que así no podía ser el trato de profesor-pupilo. Le dio una pequeña mascada a su almuerzo antes de recargar su cabeza contra la pared trasera en la que apoyaba su espalda, mirando el cielo a través de sus cristales con completa calma... alguna vez había extirpado ojos tan azules como los de aquel cielo en ese día, los recordaba perfectamente por que les había tenido mucho cariño hasta que la atraparon. No los volvió a ver nunca más luego de que la soltaron, lo más probable es que se hubieran podrido.

Una lástima.

— La escuela es altamente aburrida, considero que si quieres aprender algo debes hacerlo por tus propios medios, los profesores solo te limitan

Habló, luego volteó su rostro hacía el chico, bajando un poco sus gafas oscuras por sobre la curva de su nariz, dejando al descubierto sus ojos peculiares de color negro y rojo.

— Conste que he dicho que soy maestra suplente, no maestra titulada... ni siquiera debería llamarme a mi misma maestra

Tras haber estado comiendo mientras esperaba la respuesta, al momento de recibir esta tal fue la sorpresa que comenzó a atragantarse con el arroz que tenia en la boca, golpeando fuertemente su pecho mientras tosía en busca de liberarse de aquella incomodidad. ¿Desde cuanto había profesores tan jóvenes? ¡El estaba seguro que todos los profesores eran unos ancianos! ... sin embargo, estaba aquella mujer bastante joven que afirmaba ser una. Bueno, teniendo en cuenta que no llevaba uniforme, y no parecía alumna de secundaria, era algo predecible.

_ D-Disculpa por eso maestra - menciono apenado por su escena dramática donde casi muere ahogado frente a la mujer, olvidando por completo el usar el vocabulario formal (otra cosa de vivir en la pequeña isla, es que las formalidades quedaban fuera con quien fuese). A causa del movimiento, su caja de obento habia dado a parar al suelo. Afortunadamente esta estaba derecha y solo habia pedido algunos granos de arroz, fuera de eso se encontraba bien, por lo que podia seguir comiendo con tranquilidad.

_ No siempre funciona... yo estudiaba en casa hasta hace unos dias... y creo que voy un poco retrasado hehe - menciono rascando su mejilla. Y es que existian las personas que facilmente podrian consentrarse para estudiar, y existian los que, como Sora, se distraian con cualquier estupidez y olvidaban por completo el hecho de que estaban estudiando. No por nada estaba en la vista de los profesores que le habian dado clases durante las primeras horas del dia.

_ Maestra suplente o titulada, sigues siendo una maestra. Y no pareces ser cascarrabias como los profesores de la escuela - dice ladeando el rostro de forma inocente, con una sonrisa infantil en el rostro. El siempre era asi con cualquier persona, y por mas que intentaba, no comprendia el porque en la ciudad habian tantas formalidades, si se podia ser amigo de todos.- Ellos me regañaron mucho hoy... es mi primera vez en una escuela publica y me tratan como si supiera todo sobre las escuelas, y las normas y todo eso - dice haciendo un puchero y cruzandose de brazos.