Primer trabajo [Priv. Itzuma Daimaou ]

Habían pasado ya varios meses desde que había dejado el lugar que había conocido como su hogar, durmiendo en ocasiones en el parque, otras entre callejones buscando ocultarse de los problemas, no era buena idea resaltar demasiado cuando no tenía buenas conexiones establecidas, sus maestros le habían proporcionado nombres y datos de algunas familias y conocidos, pero no quería abusar de ello, quería abrirse paso poco a poco por sí mismo, por ello la paso buscando cierta agencia, sus días frecuentando una y otra taberna, cantinas, clubs le dieron resultado al enterarse que había cierto lugar en que contrataban servicios de protección y/o asesinatos, aquello le parecía algo contradictorio, pero un trabajo era trabajo. Tras dar con dicho lugar, hablo un momento con el encargado, llegando a la conclusión de que, los trabajos que le iban mejor serían los de guardaespaldas, le consiguió rápidamente su primer trabajo, al parecer un viejo de nombre Sawatari se había metido con una de las familias de la ciudad y esto les había hecho enojar más de lo que podían tolerarle, por lo que sin pensarlo mucho habían puesto precio por la cabeza del anciano, siendo llevado con su carga Ryuusei saludo al viejo con una mano, dado que estaban allí creyó que no correrían mucho peligro, mas si esa era la idea ¿Por qué solicitar un guardaespaldas? – Tengo una junta de negocios a las 12:30, necesito que me escoltes hasta este lugar – murmuro el anciano antes de que el joven pudiese sentarse, tomando una tarjeta el chico vio que estaba puesta la dirección de uno de los lugares mas concurridos, tenía que ser una broma, ¿una junta en una de las plazas comerciales?, al parecer no tendría muchas opciones, llevarle allí o tolerar su mal genio, cada segundo parecía entender porque le habían puesto precio a su pellejo, saliendo del complejo ambos abordaron el vehículo del anciano, Ryuusei dejo salir un suspiro, esperando que las cosas no se complicaran demasiado.  

¿Huh? – por un instante le pareció sentir la presencia de alguien más en el vehículo, pero fijándose bien antes de cerrar la puerta solo estaban ellos tres, el conductor, el anciano y el mismo, ¿acaso estaba nervioso por ser su primer trabajo? Esperaba que no o las cosas podrían ponerse feas, por si acaso se colocó su anillo en el dedo corazón, moviendo su chaqueta ligeramente para dejar al descubierto su caja, nunca estaba de más prepararse para una rápida activación. Habían avanzado muy poco, menos de diez minutos por las calles cuando noto que el chofer se pasaba de largo una luz roja, claramente algo andaba mal allí, ¿sería algún enviado de los que querían ver muerto al anciano? Poco probable, el mismo podría morir allí, ¿Qué caso tendría hacer ese trabajo si igual iba a morir? Pocos tendrían el valor de llevar a cabo una misión similar, y por solo acallar a un viejo eso le parecía una medida muy alta. Dando un ligero vistazo a su siniestra el joven pudo notar que el anciano estaba muy asustado, se había hecho un ovillo tras el asiento del piloto, llevándose las manos tras la cabeza protegiéndose de algún posible impacto – Hey! – golpeo ligeramente el asiento del piloto tratando de llamar su atención, más la mirada de este se encontraba perdida, notándosele asustado, más a los ojos de Ryuusei lo que había delante de ellos no era más que una calle común y corriente. Antes de que pudiese decir algo más sintió el rápido virar del vehículo, notando como este invadía el carril contrario, por suerte no venían muchos carros y eso permitió al conductor esquivarlos sin mucho problema – Diablos…no estoy de humor para esto – exclamo enojado, mandando una pequeña onda de llamas a su anillo, abriendo su caja rapidamente, un par de guantes de forma peculiar cubrieron sus manos y parte de sus brazos, alzando el puño derecho destrozo parte del techo del vehículo, con algo de trabajo asió al viejo a un costado suyo con el brazo libre y salto del vehículo. A pesar de haber escapado a aquello algo mantenía preocupado al joven, en el momento justo de haber saltado juraría haber visto una sonrisa flotando en el asiento del co-piloto. Un ligero quejido le saco de sus pensamiento, llevaba al viejo como si de un costal se tratase, bajando de inmediato a tierra firme, sentó al anciano contra la pared para que se calmase un poco – No parece que ir en auto sea muy buena idea, debemos andar hasta el lugar – murmuro en voz baja el joven esperando unos pocos minutos, cuando creyó que estarían en peligro de no moverse apuro al anciano a seguir, aunque antes hizo regresar a su forma animal a sus guantes, un tigre envuelto en llamas apareció a un lado del chico – Vigila de cerca, si nos siguen avísame – susurro dándole suaves palmadas en el lomo antes de que el inmenso felino se alejara.