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El diseño del foro fue elaborado por ROSHIO (VMPRLSS.FOROACTIVO) & P4NICO.
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Esto no es lo que parece [Priv. Yamamoto]
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Esto no es lo que parece [Priv. Yamamoto]
No es que le gustara ser la chica de los mandados ni la recadera de sus compañeros de universidad, pero allí estaba, con sus pertenencias de siempre en la mochila afirmada a su espalda, aquella chaqueta de cuero corta negra puesta y los pantalones cortos en conjunto con las botas oscuras; sujetando entre sus manos lo que sería una mochila donde se suponía que estaba el recado de la madre de uno de sus compañeros. No le pudo decir que no a esa mujer que le regaló un paquete de galletas a cambio de que le llevara las cosas a su querido hijo, el cuál había estado casi dos días en la facultad haciendo lo que sea para pasar el examen de uno de los ramos que había reprobado.
Suspiró un tanto cansada, dejando la mochila de su compañero en el piso para atarse el cabello largo en una coleta desordenada y ponerse el casco oscuro sobre la cabeza para comenzar su retorno a la facultad. Tres segundos, un tipo paso corriendo por su lado, tomó la mochila de su compañero y huyó a toda velocidad por la misma calle donde estaba Diana; blanqueó los ojos un tanto, lo que le faltaba para coronar su mañana. Esos mismos tres segundos que el sujeto se tardó en robarle la mochila, ella los empleó para alcanzarlo luego de darle una amplia ventaja; la velocidad que sus patines mejorados gracias a los discos de levitación electromagnética eran insuperables, al menos, por alguien que no fuera ella.
De entre sus ropas sacó otro de los discos planos parecidos a los de sus ruedas de patín y lo lanzó contra el sujeto encapuchado, incrustándose justo al frente en cuanto este iba doblando la calle. Se detuvo con el rostro blanco, solo había escuchado un silbido en el aire tras ser cortado por aquella rueda plana que más se asemejaba ahora, a su ojos, a una cuchilla plana. Keigo no se demoró en llegar a su lado, le quitó la mochila de las manos y sacó el disco de la pared con simpleza para luego dirigir su mirada al hombre.
— Robar es malo —negó con la cabeza tranquilamente—. Y más aún si robas uno de mis encargos
Y se fue, con esa sonrisa de siempre en el rostro. Ahora solo le quedaba pasar por el auto de su compañero a buscar uno de las baterías de computadores que necesitaban; anduvo un poco más, casi llegando al estacionamiento de la universidad, y justo afuera, estaban estacionados tres autos: uno rojo y dos blancos, ladeó la cabeza, no recordaba cuál era el modelo que le habían dicho. Se acercó al primer auto blanco y trató de abrirlo con la llave que le habían entregado, pero aparte de soltar una alarma no hizo nada más.
Genial.
Diana se quitó los patines y el casco antes de abrir el capó del auto, apagó la alarma del auto luego de buscar los cables indicados y cortarlos solo dándoles un tirón. Se levantó, con los brazos a los costados de su cintura, sonrió complacida. Como odiaba las alarmas.
— Señorita...
Se volteó, un hombre con la apariencia de policia le miraba recriminatoriamente. Atrás un par de chicos alzaron sus cuellos para observar de quién se trataba.
— ¿No es lo que parece...? —murmuró un tanto insegura por la situación cliché.
Suspiró un tanto cansada, dejando la mochila de su compañero en el piso para atarse el cabello largo en una coleta desordenada y ponerse el casco oscuro sobre la cabeza para comenzar su retorno a la facultad. Tres segundos, un tipo paso corriendo por su lado, tomó la mochila de su compañero y huyó a toda velocidad por la misma calle donde estaba Diana; blanqueó los ojos un tanto, lo que le faltaba para coronar su mañana. Esos mismos tres segundos que el sujeto se tardó en robarle la mochila, ella los empleó para alcanzarlo luego de darle una amplia ventaja; la velocidad que sus patines mejorados gracias a los discos de levitación electromagnética eran insuperables, al menos, por alguien que no fuera ella.
De entre sus ropas sacó otro de los discos planos parecidos a los de sus ruedas de patín y lo lanzó contra el sujeto encapuchado, incrustándose justo al frente en cuanto este iba doblando la calle. Se detuvo con el rostro blanco, solo había escuchado un silbido en el aire tras ser cortado por aquella rueda plana que más se asemejaba ahora, a su ojos, a una cuchilla plana. Keigo no se demoró en llegar a su lado, le quitó la mochila de las manos y sacó el disco de la pared con simpleza para luego dirigir su mirada al hombre.
— Robar es malo —negó con la cabeza tranquilamente—. Y más aún si robas uno de mis encargos
Y se fue, con esa sonrisa de siempre en el rostro. Ahora solo le quedaba pasar por el auto de su compañero a buscar uno de las baterías de computadores que necesitaban; anduvo un poco más, casi llegando al estacionamiento de la universidad, y justo afuera, estaban estacionados tres autos: uno rojo y dos blancos, ladeó la cabeza, no recordaba cuál era el modelo que le habían dicho. Se acercó al primer auto blanco y trató de abrirlo con la llave que le habían entregado, pero aparte de soltar una alarma no hizo nada más.
Genial.
Diana se quitó los patines y el casco antes de abrir el capó del auto, apagó la alarma del auto luego de buscar los cables indicados y cortarlos solo dándoles un tirón. Se levantó, con los brazos a los costados de su cintura, sonrió complacida. Como odiaba las alarmas.
— Señorita...
Se volteó, un hombre con la apariencia de policia le miraba recriminatoriamente. Atrás un par de chicos alzaron sus cuellos para observar de quién se trataba.
— ¿No es lo que parece...? —murmuró un tanto insegura por la situación cliché.
Diana Keigo- Admin
- Mensajes : 192
Localización : Velvet Room
Re: Esto no es lo que parece [Priv. Yamamoto]
Qué día. Joder y aún no acaba. Yamamoto estiró los fuertes brazos hasta lograr sentir y escuchar el estruendo causado por sus articulaciones, contrajo su espalda y finalmente soltó un suspiro que representaba alivio. Estaba un poco rígido por permanecer sentado en un pupitre por bastante tiempo ¿A quien no le cansaría? Por suerte, la última clase había estaba a punto de concluir, una excelente noticia para cualquier estudiante.
-¡Hasta mañana!- Al separarse de sus queridos amigos durante el retorno a casa, no pudo evitar desviarse del camino que siempre tomaba. No había alguna razón en específico, simplemente por obra de sus pies, siguió caminando. Le gustaban las calles de Namimori, ni muy pequeñas ni muy ruidosas, entretenidas se podía utilizar para definir mejor. Se sentía cierta tranquilidad en el ambiente, respirar el aire del presente era baste diferente al futuro aunque parezca imposible. Habían pasado tantas cosas que aún no podía procesar del todo, que extraño, esto sólo un juego ¿Cierto?, no se sentía como uno.
Finalmente su caminata se había detenido sobre uno de los puentes que cruzaban las calles más transitadas. Recargó sus antebrazos sobre el frío metal del puente y se dedicó simplemente a observar; autos, infantes, los coloridos carteles, una chica persiguiendo a un encapuchado, eso sin duda llamó su atención, simplemente no pudo resistir el fruncir las cejas señalando un poco de molestia ante tal escena, pero parecía que la mujer tenía todo controlado. - Interesante - Murmuró soltando una pequeña risa cerrando los ojos ante la acción, le parecía un poco conocida ¿Dónde le había mirado antes? Sin duda la pregunta se le aferraría a las piernas.
Siguiendo a su curiosidad, se dispuso a bajar hasta las calles para seguir su camino, aunque realmente no tenía un rumbo específico. Se sentía un poco más relajado, se podía notar fácilmente, tranquilo y sin ninguna prisa, tarareaba una canción que había escuchado recientemente en algún lugar, la tonada era pegajosa y tenía un buen ritmo para caminar, hasta que pudo reconocer la chaqueta del encapuchado, un hombre joven y con rostro de pocos amigos, pero estaba un poco sorprendido y alterado, no se acercó para pedir información de su estado, pudo alcanzar a distinguir los extraños discos clavados frente al sujeto - Me llevaré esto, espero no te moleste - Mencionó sonriente alargando el brazo para tomar el par de objetos sin importarle mucho el hecho de que estuviera frente de un ladrón. Se despidió del sujeto sin preocupación alguna y siguió caminando- ¿Serán de ella? Sólo hay una forma de saberlo - Y era encontrarla.
Examinó los discos un poco más mientras caminaba, era algo extraño, nunca antes había visto semejantes objetos, ni siquiera en el futuro, a simple vista de miraban afilados así que se limitó a tocar el borde con los dedos. El sonar de una alarma le hizo levantar la cabeza y buscar la fuente del sonido - ¿Otro robo? - Era extraño presenciar dos robos en un mismo día, y bastante frustrante. Finalmente pudo distinguir a la mujer, su chaqueta de cuero era interesante, y su cabello inconfundible. Sonrió ampliamente - Te encontré- Se adentró en el lugar, alzando la mano diestra, la cual sujetaba los discos - ¡Hey! - Saludó de manera informal, sin percatarse de la presencia del oficial, finalmente se detuvo. - Te miré persiguiendo a aquel sujeto, parecía divertido - Pensando que aquello era una persecución juguetona, señaló los objetos en su mano - ¿Son tuyos, verdad? Son afilados y … ¿ah? - Exclamó finalmente al repasar el rostro de la mujer - Te he visto en alguna parte, estoy seguro ¿Cómo te llamas? - Preguntó con confianza y tranquilidad- Soy Yamamoto Takeshi y … ¿Estas robando un auto?- Preguntó confundido rascando los oscuros cabellos de su nuca, finalmente había mirando al oficial, el cual tenía las cejas fruncidas y una mirada amenazadora. El cofre del auto tampoco era una buena señal. ¿ Qué estaba pasando?. Takeshi miró confundido a la chica, parecía una buena persona, pero quizá juzgó demasiado rápido ¿En qué se había metido esta chica?.
El representante de la ley, simplemente frunció más el ceño y gruño disgustado por la presencia del azabache ¿Serían cómplices?. Sujetó el cofre del auto y lo cerró con fuerza evitando que alguien más siguiera tocando el cableado; para empeorar las cosas, sujetó con fuerza el uniforme de la tela que cubría su espalda y faltando poco para que los pies del menor se despegaran del suelo volvió su vista a la mujer - ¡Al suelo! - Ordenó colocando al estudiante boca abajo sobre el cofre sujetándole las manos ¿Era necesario todo esto, en serio?, pero el oficial no se detuvo - ¡Al suelo he dicho! -Alzó más la voz mirando a la chica.
Yamamoto, un poco aturdido por las acciones del hombre, comenzó a preocuparse por si libertad ¿Qué era lo que había hecho mal para conseguirse un arresto?. Forcejeó un poco - ¿A qué viene todo esto? - Mencionó con el lado izquierdo de la cabeza completamente pegado en el metal del auto, pudo sentir algo frío rodearle ambas muñecas, esposas -Esto debe de ser error oficial - Rió un poco nervioso ante la situación, ahora podía presumir que fue arrestado por un crimen que no había cometido, y en el cual no había participado. Qué día.
-¡Hasta mañana!- Al separarse de sus queridos amigos durante el retorno a casa, no pudo evitar desviarse del camino que siempre tomaba. No había alguna razón en específico, simplemente por obra de sus pies, siguió caminando. Le gustaban las calles de Namimori, ni muy pequeñas ni muy ruidosas, entretenidas se podía utilizar para definir mejor. Se sentía cierta tranquilidad en el ambiente, respirar el aire del presente era baste diferente al futuro aunque parezca imposible. Habían pasado tantas cosas que aún no podía procesar del todo, que extraño, esto sólo un juego ¿Cierto?, no se sentía como uno.
Finalmente su caminata se había detenido sobre uno de los puentes que cruzaban las calles más transitadas. Recargó sus antebrazos sobre el frío metal del puente y se dedicó simplemente a observar; autos, infantes, los coloridos carteles, una chica persiguiendo a un encapuchado, eso sin duda llamó su atención, simplemente no pudo resistir el fruncir las cejas señalando un poco de molestia ante tal escena, pero parecía que la mujer tenía todo controlado. - Interesante - Murmuró soltando una pequeña risa cerrando los ojos ante la acción, le parecía un poco conocida ¿Dónde le había mirado antes? Sin duda la pregunta se le aferraría a las piernas.
Siguiendo a su curiosidad, se dispuso a bajar hasta las calles para seguir su camino, aunque realmente no tenía un rumbo específico. Se sentía un poco más relajado, se podía notar fácilmente, tranquilo y sin ninguna prisa, tarareaba una canción que había escuchado recientemente en algún lugar, la tonada era pegajosa y tenía un buen ritmo para caminar, hasta que pudo reconocer la chaqueta del encapuchado, un hombre joven y con rostro de pocos amigos, pero estaba un poco sorprendido y alterado, no se acercó para pedir información de su estado, pudo alcanzar a distinguir los extraños discos clavados frente al sujeto - Me llevaré esto, espero no te moleste - Mencionó sonriente alargando el brazo para tomar el par de objetos sin importarle mucho el hecho de que estuviera frente de un ladrón. Se despidió del sujeto sin preocupación alguna y siguió caminando- ¿Serán de ella? Sólo hay una forma de saberlo - Y era encontrarla.
Examinó los discos un poco más mientras caminaba, era algo extraño, nunca antes había visto semejantes objetos, ni siquiera en el futuro, a simple vista de miraban afilados así que se limitó a tocar el borde con los dedos. El sonar de una alarma le hizo levantar la cabeza y buscar la fuente del sonido - ¿Otro robo? - Era extraño presenciar dos robos en un mismo día, y bastante frustrante. Finalmente pudo distinguir a la mujer, su chaqueta de cuero era interesante, y su cabello inconfundible. Sonrió ampliamente - Te encontré- Se adentró en el lugar, alzando la mano diestra, la cual sujetaba los discos - ¡Hey! - Saludó de manera informal, sin percatarse de la presencia del oficial, finalmente se detuvo. - Te miré persiguiendo a aquel sujeto, parecía divertido - Pensando que aquello era una persecución juguetona, señaló los objetos en su mano - ¿Son tuyos, verdad? Son afilados y … ¿ah? - Exclamó finalmente al repasar el rostro de la mujer - Te he visto en alguna parte, estoy seguro ¿Cómo te llamas? - Preguntó con confianza y tranquilidad- Soy Yamamoto Takeshi y … ¿Estas robando un auto?- Preguntó confundido rascando los oscuros cabellos de su nuca, finalmente había mirando al oficial, el cual tenía las cejas fruncidas y una mirada amenazadora. El cofre del auto tampoco era una buena señal. ¿ Qué estaba pasando?. Takeshi miró confundido a la chica, parecía una buena persona, pero quizá juzgó demasiado rápido ¿En qué se había metido esta chica?.
El representante de la ley, simplemente frunció más el ceño y gruño disgustado por la presencia del azabache ¿Serían cómplices?. Sujetó el cofre del auto y lo cerró con fuerza evitando que alguien más siguiera tocando el cableado; para empeorar las cosas, sujetó con fuerza el uniforme de la tela que cubría su espalda y faltando poco para que los pies del menor se despegaran del suelo volvió su vista a la mujer - ¡Al suelo! - Ordenó colocando al estudiante boca abajo sobre el cofre sujetándole las manos ¿Era necesario todo esto, en serio?, pero el oficial no se detuvo - ¡Al suelo he dicho! -Alzó más la voz mirando a la chica.
Yamamoto, un poco aturdido por las acciones del hombre, comenzó a preocuparse por si libertad ¿Qué era lo que había hecho mal para conseguirse un arresto?. Forcejeó un poco - ¿A qué viene todo esto? - Mencionó con el lado izquierdo de la cabeza completamente pegado en el metal del auto, pudo sentir algo frío rodearle ambas muñecas, esposas -Esto debe de ser error oficial - Rió un poco nervioso ante la situación, ahora podía presumir que fue arrestado por un crimen que no había cometido, y en el cual no había participado. Qué día.
Invitado- Invitado
Re: Esto no es lo que parece [Priv. Yamamoto]
— Hey ~
Saludó por inercia haciendo un ademán de paz con los dedos en cuanto hizo contacto visual con el estudiante que se le acercaba con una mano en alto, mostrando algo. Su vista se fue inmediatamente a los discos que este traía cual trofeo de feria y solo se limitó a formar una ligera "o" con los labios, recordando a miseras penas el intento de robo del sujeto A hace unos pocos minutos; para Diana fue inevitable observar al chico de pies a cabeza, tratando de descubrir si era algún tipo de fanático por la ingeniería al igual que ella o algún acosador más que la hubiera estado siguiendo desde antes. Pero claro, como ella es Diana Keigo, solo se limitó a escuchar y analizar, las conclusiones visuales sobre el nuevo character que se había unido a su party las sacaría luego.
— Podría haber sido más divertido si se hubiera puesto a gritar como una niña —se sinceró con una sonrisa amigable mientras se alzaba de hombros, pasando completamente por alto al oficial de la ley. Fue directo a las demás preguntas, enumerando cada una con los dedos de su mano derecha en cuanto las iba respondiendo—. Uno: sí, son míos. Dos: no, no recuerdo haberte visto... creo. Tres: Soy Diana Keigo, mucho gusto.
Y estiró su mano como si nada para finalizar las presentaciones, a los segundos después reaccionó con el nombre quitando la mano extendida y ladeando un tanto su cabeza, pestañeando con cierta inocencia. Yamamoto Takeshi, ¿Ese no era uno de los niños que Irie había nombrado como guardián del Décimo Vongola?. Llevó su mano izquierda al mentón mientras cerraba los ojos tratando de meditar el asunto, vamos, si solo lograra hacer calzar el rostro del chico con el sujeto de la fotografía que le había mostrado no sería tan difícil; algunas veces llegaba a detestar ese cerebrito hiperactivo que no le hacía prestar atención a cierto tipo de cosas que luego, definitivamente le servirían.
Ruido, un golpe brusco y un grito. Diana abrió los ojos, dejando su pose pensativa para poner atención a la situación. Ese inesperado movimiento del hombre policía le había tomado por sorpresa, ¿Qué culpa había tenido el chico que había llegado de la nada?, es decir, poco se veía que tuviera relación con ella y mucho menos se veía como alguien que quería robar un auto, como ella, que ya la habían encontrado con las manos en la masa.
Pero vamos, si hubiera querido robarse un auto habría tomado uno deportivo, no esa porquería que estaba allí, que ni siquiera se podía vender en partes y sacar un buen dineral por ello. Y si que necesitaba el dinero en ese instante, necesitaba seguir con las investigaciones sobre la arma definitiva para la Old Vongola; aunque Diny hubiese dicho que les ayudaría con lo que necesitaran no podía dejarle todo al Cavallone, ¿Qué clase de personas aprovechadas serían entonces?. Si quería poner su nombre y firma en esa cosa lo haría bajo sus propios medios.
Y aunque Irie era su jefe y le decía que no se preocupara, poco le hacía caso.
— Oficial, tengo unas llaves de un vehículo que prueban mi inocencia... aunque claro, no sé cuál es, ¿Puede ayudarme a buscarlo?, un compañero de la facultad me envió con un recado —Diana trató de hacer entrar al razón al oficial con una mueca algo monótona en su rostro, al ver que el hombre ni caso le hacía extendió sus llaves frente al rostro del sujeto, haciéndolas tintinear.
El policía no cedió en el agarre del guardián Vongola y solo le dirigió una agria mirada a la universitaria, repitiendo tres veces la amenaza de "¡Al suelo!". Diana suspiró, ¿Por que las personas irritadas se negaban a pensar bien?, era divertido cabrearlas, pero ahora la cabeza de un pobre chico estaba en juego, no podía ser tan cruel y dejarlo allí mientras ella se lavaba las manos.
— Yamamoto Takeshi... —murmuró, poniendo su atención en el joven sobre el capó del auto de la discordia.
Demasiado tarde para que su cabeza funcionara a comenzar como corresponde a pesar de su alto nivel de masa intelectual. Solo le quedaba una opción: proteger al Vongola al estilo Keigo.
— In the name of Vongola, i will punish you
Luego de hacer una extraña pose, extendió su mano hasta la espalda del oficial y la dejó allí. A los segundos después el hombre se removió y cayó al piso, como si le hubieran dado una potente corriente eléctrica en plena columna vertebral; Diana se agachó, buscó las llaves de las esposas y liberó al estudiante rápidamente. Paso siguiente, ordenó y dejó las cosas que había tomado del "señor cadáver", antes de levantarse nuevamente para observar a Yamamoto.
— Lamento la violencia, le hubiera dado cloroformo pero Beatrix se lo acabó todo anoche... aunque pienso que eso se hubiera visto peor —meditó para si casi, recordó la presencia del otro y estiró su mano hacía el nuevamente—. Keigo, Diana Keigo. Soy la nueva ingeniera de Old Vongola
Saludó por inercia haciendo un ademán de paz con los dedos en cuanto hizo contacto visual con el estudiante que se le acercaba con una mano en alto, mostrando algo. Su vista se fue inmediatamente a los discos que este traía cual trofeo de feria y solo se limitó a formar una ligera "o" con los labios, recordando a miseras penas el intento de robo del sujeto A hace unos pocos minutos; para Diana fue inevitable observar al chico de pies a cabeza, tratando de descubrir si era algún tipo de fanático por la ingeniería al igual que ella o algún acosador más que la hubiera estado siguiendo desde antes. Pero claro, como ella es Diana Keigo, solo se limitó a escuchar y analizar, las conclusiones visuales sobre el nuevo character que se había unido a su party las sacaría luego.
— Podría haber sido más divertido si se hubiera puesto a gritar como una niña —se sinceró con una sonrisa amigable mientras se alzaba de hombros, pasando completamente por alto al oficial de la ley. Fue directo a las demás preguntas, enumerando cada una con los dedos de su mano derecha en cuanto las iba respondiendo—. Uno: sí, son míos. Dos: no, no recuerdo haberte visto... creo. Tres: Soy Diana Keigo, mucho gusto.
Y estiró su mano como si nada para finalizar las presentaciones, a los segundos después reaccionó con el nombre quitando la mano extendida y ladeando un tanto su cabeza, pestañeando con cierta inocencia. Yamamoto Takeshi, ¿Ese no era uno de los niños que Irie había nombrado como guardián del Décimo Vongola?. Llevó su mano izquierda al mentón mientras cerraba los ojos tratando de meditar el asunto, vamos, si solo lograra hacer calzar el rostro del chico con el sujeto de la fotografía que le había mostrado no sería tan difícil; algunas veces llegaba a detestar ese cerebrito hiperactivo que no le hacía prestar atención a cierto tipo de cosas que luego, definitivamente le servirían.
Ruido, un golpe brusco y un grito. Diana abrió los ojos, dejando su pose pensativa para poner atención a la situación. Ese inesperado movimiento del hombre policía le había tomado por sorpresa, ¿Qué culpa había tenido el chico que había llegado de la nada?, es decir, poco se veía que tuviera relación con ella y mucho menos se veía como alguien que quería robar un auto, como ella, que ya la habían encontrado con las manos en la masa.
Pero vamos, si hubiera querido robarse un auto habría tomado uno deportivo, no esa porquería que estaba allí, que ni siquiera se podía vender en partes y sacar un buen dineral por ello. Y si que necesitaba el dinero en ese instante, necesitaba seguir con las investigaciones sobre la arma definitiva para la Old Vongola; aunque Diny hubiese dicho que les ayudaría con lo que necesitaran no podía dejarle todo al Cavallone, ¿Qué clase de personas aprovechadas serían entonces?. Si quería poner su nombre y firma en esa cosa lo haría bajo sus propios medios.
Y aunque Irie era su jefe y le decía que no se preocupara, poco le hacía caso.
— Oficial, tengo unas llaves de un vehículo que prueban mi inocencia... aunque claro, no sé cuál es, ¿Puede ayudarme a buscarlo?, un compañero de la facultad me envió con un recado —Diana trató de hacer entrar al razón al oficial con una mueca algo monótona en su rostro, al ver que el hombre ni caso le hacía extendió sus llaves frente al rostro del sujeto, haciéndolas tintinear.
El policía no cedió en el agarre del guardián Vongola y solo le dirigió una agria mirada a la universitaria, repitiendo tres veces la amenaza de "¡Al suelo!". Diana suspiró, ¿Por que las personas irritadas se negaban a pensar bien?, era divertido cabrearlas, pero ahora la cabeza de un pobre chico estaba en juego, no podía ser tan cruel y dejarlo allí mientras ella se lavaba las manos.
— Yamamoto Takeshi... —murmuró, poniendo su atención en el joven sobre el capó del auto de la discordia.
Yamamoto Takeshi, el guardián Vongola de la lluvia... oh mierda.
Demasiado tarde para que su cabeza funcionara a comenzar como corresponde a pesar de su alto nivel de masa intelectual. Solo le quedaba una opción: proteger al Vongola al estilo Keigo.
— In the name of Vongola, i will punish you
Luego de hacer una extraña pose, extendió su mano hasta la espalda del oficial y la dejó allí. A los segundos después el hombre se removió y cayó al piso, como si le hubieran dado una potente corriente eléctrica en plena columna vertebral; Diana se agachó, buscó las llaves de las esposas y liberó al estudiante rápidamente. Paso siguiente, ordenó y dejó las cosas que había tomado del "señor cadáver", antes de levantarse nuevamente para observar a Yamamoto.
— Lamento la violencia, le hubiera dado cloroformo pero Beatrix se lo acabó todo anoche... aunque pienso que eso se hubiera visto peor —meditó para si casi, recordó la presencia del otro y estiró su mano hacía el nuevamente—. Keigo, Diana Keigo. Soy la nueva ingeniera de Old Vongola
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