[Casting] Irie Shoichi

Nombre del personaje que deseas ocupar:
Irie Shoichi
Por que lo deseas ocupar:
Me parece un personaje interesante de llevar, el luchar tantos años para tener un futuro mejor a pesar de tener esos serios problemas estomacales es algo digno de admirar. Aún más el valor que tuvo para enfrentarse a su mejor amigo.

Casting:
¡Muestrame tu determinación!

Podía ser un genio, un amo del engaño -en el caso de su "futuro yo"-, un maestro de las computadoras y un futuro emperador de la robótica, pero había algo que hasta el mismísimo Irie Shoichi jamás podría superar.

"Sho-chan ~ voy a salir, dios, cuando será el día que te dignes a traer una chica a casa y no estés encerrado todo el día en tu habitación"

Su hermana, no había villano más horrible en el mundo que su pariente de sangre. Ni las torturas amigables de Byakuran se comparaban con los insultos de ella. Le volvía loco con solo una frase... y el problema era que realmente saltaba con sus locuras en los momentos menos adecuados de cada cena, desayuno o reuniones familiares. Está bien, si, era un niño sin mucho carácter para ser escuchado -"por ahora" se daba ánimos internamente recordando aquel futuro- pero realmente necesitaba algo de respeto hacía su persona. Estaba seguro que terminaría enfermo de los nervios antes de siquiera llegar a los veinte años; su estómago gruñó amenazando con un nuevo "retuersete del stress por que a nosotros nos importa un carajo"

¡Hermana te he dicho que estoy trabajando!

Alegó, sin ser escuchado nuevamente, la risita de su hermana solo le coloró las mejillas aún más. El Spanner joven, quién estaba en el suelo rodeado de herramientas, solo le miró en silencio con una paleta en sus labios.

"¡Mou!, se que escondes una chica por allí, lo descubriré y será tu fin ~"

Amenazó, en un tono canturrón. El rostro del aliado Vongola se tornó de un intenso rojo antes de azotar la puerta de su habitación y tomarse la cabeza con las manos para empezar a revolver su cabello con fuerza, sus anteojos se descolocaron un poco a medida que la fricción aumentaba. No lo soportaba, lo más gracioso era que parecía que Spanner se estaba comenzando a aliar con ella solo para molestarle.

¡La detesto!

Estúpidos cambios hormonales, se maldijo para si mismo en cuanto escuchó la risita burlona del rubio. Si, su voz se había quebrado nuevamente, ¿pero era normal a su edad, no?, ¿de que carajos se ría Spanner si hasta a él mismo le pasaba?

¡Spanner!

Reprimenda que el rubio no tomó al caso, se encogió de hombros sin dejar de burlarse para luego seguir trabajando en lo suyo. El ver a su compañero en ese estado era bastante gracioso, eran como los alegatos de un niño de doce años, y ahora que lo pensaba bien Irie podría pasar perfectamente por un niño de primaria.

Risa ahogada, reprimenda del pelirrojo y de vuelta al trabajo. Así habían sido los días de Irie Shoichi antes, durante y luego de la batalla de los Arcobalenos; Spanner se había por terminado de instalar en su casa, y no es que le molestara, muy por al contrarío: su compañía era altamente agradecida, no solo por los diversos temas que podían tratar en noches de insomnio si no que también por los diversos avances en cuando a ingeniería que podría actualizar gracias al rubio.

Spanner por su parte también agradecía... estar en Japón. Y a Shoichi, claro está.

El frustrado músico se sentó en su cama a meditar el asunto, todo había acabado, lo sabía perfectamente. Pero aquella visita del bebe Arcobaleno lo había dejado un tanto espantado, ¿Nueva Vongola?, ¿Prohibición a Tsuna y al resto de volver a conformarse como familia?, ¿Qué significaba todo eso?, y no menos importante, ¿Qué pasaría con él ahora?. Se había debatido miles de veces en contactar con Byakuran, pero al final su lado miedoso lograba ganar la batalla y de contacto había poco; el estado de Vongola era altamente preocupante y fuera lo que fuera, quería ayudar.

Aunque tuviera que poner su vida en riesgo nuevamente, y esta vez por una razón que a el no le pertenecía.

Oye Spanner... ¿Crees que sería bueno ir a ver a Tsunayoshi-kun esta semana?, le podría haber pasado algo a los audífonos que le entregaste la última vez.

El aludido miró la mueca nerviosa y solo se limitó a sonreír un tanto.