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I HATE CIRCLES! [Libre]
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I HATE CIRCLES! [Libre]
Las mañanas eran mas frías conforme el invierno llegaba a su fin. El cielo más triste, de igual manera que aquellos que se adentraban al clima de aquellos días. Solo aquellos osados o bien, dementes, se disponían a enfrentar aquellos extremos climas de bajo cero. Y era ahí, en la segunda, donde claramente encajaba y destacaba el informante. Su rostro se mostraba un poco mas rojizo que de costumbre, pero aparte de ello no más. Su sonrisa se mostraba sin importar el clima, la compañía o algún plan divino. Solamente una sonrisa que mostraba rabia y alegría al mismo tiempo. El viento chocaba contra su cuerpo, impidiendo que en partes este anduviese con plena libertad. Tal vez, si usase su llama esto no pasaría, pensaba. Son mierdas solamente se decía a si mismo cada que aquella idea siquiera se asomaba en su cabeza. Aquello era una herramienta más para su disfrute, un plus en sus ejecuciones. No solo una llave mágica capas de arreglar cuanta mierda se te presente en la vida. De llegar a ese punto en su vida, simplemente acabaría con ella, no habría razón mas de vivir. ¿Que significa la vida, si no se sufre para encontrar y conseguir lo deseado?¿Que es de la vida si no existen curiosidades que aprender, misterios que desentrañar? Sería solo una mierda lineal, de aquellas que siempre tienden a ciclarse, volverse monótonas. Y si había algo que en verdad odiase aquel informante, era la monotonía.
Su corazón palpitaba fríamente, al igual que los vientos que le retrasaban. Hacía tiempo no pasaba por emoción alguna, por misterio alguno. Sentía que en verdad, su vida comenzaba a ciclarse. Si sentía que llegaba a dicho punto, sin duda crearía una mascare sin precedentes en la ciudad. Causaría tal caos, que solo matándole culminaría dicha tormenta- ESO ES -Se decía a si mismo alzando la vista al cielo. Su sonrisa se ensanchaba en su rostro mientras aquel par de lentes obscuros caída de su rostro; la risa emanaba cual marea, primero un poco y, conforme mas aire llenaba sus pulmones, la risotada brotaba a borbotones de si mismo.- Una tempestad -Se repetía una y otra vez entre risa y risa, atragantándose alguna que otra vez por ello. Había dado en el clavo, había encontrado la razón de aquel invierno infernal. Era para mantener frio su cuerpo, a raya su cordura. Pero la idea del caos, era ello lo que había hecho chispa en aquella maquiavélica bomba.
Sujeto entre sus manos una pistola sintiendo con el pulgar cada borde, cada relieve de la culata de esta. Su entusiasmo comenzaba a acarrear locura en sí. Era momento de jugar. Sin siquiera percatarse de la presencia de alguien, aquel bufón se dispuso a disparar a todos lados. Primero al cielo, como dando aviso a lo que se avecinaba. Era el trueno que antecede a la tormenta. Sus ojos, en un completo y vacio blanco mostraban la demencia y la poca eficacia que tendrían las palabras ante aquel ser. Ya no era humano, no era solo una bestia; él era un ente que se disponía a causar caos. Apunto a un transeúnte que se encontraba frente a él, como si el mero instinto le guiase hacia su dirección. Saboreaba sus labios conforme apretaba el gatillo, poco a poco hasta que llego aquel momento, aquel inevitable sonido que espera oír de su herramienta.- BOOM!
Su corazón palpitaba fríamente, al igual que los vientos que le retrasaban. Hacía tiempo no pasaba por emoción alguna, por misterio alguno. Sentía que en verdad, su vida comenzaba a ciclarse. Si sentía que llegaba a dicho punto, sin duda crearía una mascare sin precedentes en la ciudad. Causaría tal caos, que solo matándole culminaría dicha tormenta- ESO ES -Se decía a si mismo alzando la vista al cielo. Su sonrisa se ensanchaba en su rostro mientras aquel par de lentes obscuros caída de su rostro; la risa emanaba cual marea, primero un poco y, conforme mas aire llenaba sus pulmones, la risotada brotaba a borbotones de si mismo.- Una tempestad -Se repetía una y otra vez entre risa y risa, atragantándose alguna que otra vez por ello. Había dado en el clavo, había encontrado la razón de aquel invierno infernal. Era para mantener frio su cuerpo, a raya su cordura. Pero la idea del caos, era ello lo que había hecho chispa en aquella maquiavélica bomba.
Sujeto entre sus manos una pistola sintiendo con el pulgar cada borde, cada relieve de la culata de esta. Su entusiasmo comenzaba a acarrear locura en sí. Era momento de jugar. Sin siquiera percatarse de la presencia de alguien, aquel bufón se dispuso a disparar a todos lados. Primero al cielo, como dando aviso a lo que se avecinaba. Era el trueno que antecede a la tormenta. Sus ojos, en un completo y vacio blanco mostraban la demencia y la poca eficacia que tendrían las palabras ante aquel ser. Ya no era humano, no era solo una bestia; él era un ente que se disponía a causar caos. Apunto a un transeúnte que se encontraba frente a él, como si el mero instinto le guiase hacia su dirección. Saboreaba sus labios conforme apretaba el gatillo, poco a poco hasta que llego aquel momento, aquel inevitable sonido que espera oír de su herramienta.- BOOM!
Invitado- Invitado
Re: I HATE CIRCLES! [Libre]
Lluvia.
Odiaba la lluvia, sobretodo por los sentimentalismos que su hermano soltaba cada vez que se ponía a llover en Japón y ellos iban de regreso a casa. ¿Cómo olvidar esa angustia anormal en su mirada cada vez que miraba al cielo bajo el paraguas azul oscuro?, Diana muchas veces no sabía en lo que el hombre pensaba, e incluso, muy dentro de si, creía en la imposibilidad de que fueran parientes sanguíneos. Algo dentro de si, ese "instinto" de bajo nivel y poco desarrollado se lo decía, ¿pero como poder escucharlo con claridad cuando lo que gritaba siempre era en nombre de la ciencia?, aquellas cosas como los sentimentalismo para jóvenes de su edad ella no los tenía ni por asomo, claro que tenía sentimientos, pero no más allá de preocupaciones escasas y afectos a lo que más se acercaba a su núcleo, el resto eran simples pasajeros de la vida cotidiana.
Ah claro, y como olvidar los climas fríos de invierno, la escarcha sobre el pavimento por las mañanas, aquella misma que la hizo caer al piso muchas veces. Detestaba el frío ridículo aún más que el calor, odiaba los extremos opuestos de las cosas, odiaba caminar por la ciudad y que la nariz helada se le pusiera un tanto roja debido a las bajas temperaturas; para ella era como un castigo, un castigo por no ponerle atención a todo lo que le rodeaba de la manera justa como ahora, ignorando al loco escondido entre los edificios y que le apuntaba con el arma. Pero todo aquello era recompensado con ciencia, con saber, con el modo de acabar con su sed insaciable de conocer y apreciarlo todo con sus ojos, a degustarlo con sus manos, a encontrar todas las respuestas que necesitaba para seguir viviendo, para que su corazón siguiera latiendo con fuerza. No había otro modo, ese era su modo de vida, si lo dejaba se secaría como una planta sin agua. La curiosidad y el conocimiento eran su fuente de vida.
Miró al cielo luego del estruendo, llovería, las nubes oscuras y el trueno lo indicaban, sería una tormenta bastante fea. Se palpó el brazo derecho con su mano restante al sentir un ligero piquete, comenzaba a entumirse de repente sin explicación. Ajustó su bufanda al cuello y siguió caminando mientras el dolor aumentaba; cruzó la calle y se detuvo en cuanto se apoyó en una pared.
Sangre, una gota calló al piso de pronto. Abrió ligeramente los labios en silencio mientras sus ojos se posaban en la parte de la herida, ¿Eso era un intento de asesinato?, ¿Un tiro loco?, estaba anonadada, el miedo obvio que debería haber sentido segundos atrás se había ido a lo más profundo de su mente.
¿De donde había salido eso?, ¿Cómo la habían herido?, ¿Un loco suelto con una pistola?
Miró en todas las direcciones libres tratando de encontrar al pistolero, pero no encontró nada que le pareciera extraño. La gente parecía no haberse enterado del disparo y lo agradeció de cierta forma, también agradecía esa resistencia al dolor que formó por años, de lo contrario ahora estaría haciendo un sumo escándalo en el piso mientras ojos curiosos le mirarían. Tenía que analizar la herida, estaba por arriba del hombro y no sentía tan comprometido el brazo, no escribiría en el computador por un par de semanas.
¿A quién engañaba?, podía saber mucho de máquinas pero nada de medicina.
Odiaba la lluvia, sobretodo por los sentimentalismos que su hermano soltaba cada vez que se ponía a llover en Japón y ellos iban de regreso a casa. ¿Cómo olvidar esa angustia anormal en su mirada cada vez que miraba al cielo bajo el paraguas azul oscuro?, Diana muchas veces no sabía en lo que el hombre pensaba, e incluso, muy dentro de si, creía en la imposibilidad de que fueran parientes sanguíneos. Algo dentro de si, ese "instinto" de bajo nivel y poco desarrollado se lo decía, ¿pero como poder escucharlo con claridad cuando lo que gritaba siempre era en nombre de la ciencia?, aquellas cosas como los sentimentalismo para jóvenes de su edad ella no los tenía ni por asomo, claro que tenía sentimientos, pero no más allá de preocupaciones escasas y afectos a lo que más se acercaba a su núcleo, el resto eran simples pasajeros de la vida cotidiana.
Ah claro, y como olvidar los climas fríos de invierno, la escarcha sobre el pavimento por las mañanas, aquella misma que la hizo caer al piso muchas veces. Detestaba el frío ridículo aún más que el calor, odiaba los extremos opuestos de las cosas, odiaba caminar por la ciudad y que la nariz helada se le pusiera un tanto roja debido a las bajas temperaturas; para ella era como un castigo, un castigo por no ponerle atención a todo lo que le rodeaba de la manera justa como ahora, ignorando al loco escondido entre los edificios y que le apuntaba con el arma. Pero todo aquello era recompensado con ciencia, con saber, con el modo de acabar con su sed insaciable de conocer y apreciarlo todo con sus ojos, a degustarlo con sus manos, a encontrar todas las respuestas que necesitaba para seguir viviendo, para que su corazón siguiera latiendo con fuerza. No había otro modo, ese era su modo de vida, si lo dejaba se secaría como una planta sin agua. La curiosidad y el conocimiento eran su fuente de vida.
Miró al cielo luego del estruendo, llovería, las nubes oscuras y el trueno lo indicaban, sería una tormenta bastante fea. Se palpó el brazo derecho con su mano restante al sentir un ligero piquete, comenzaba a entumirse de repente sin explicación. Ajustó su bufanda al cuello y siguió caminando mientras el dolor aumentaba; cruzó la calle y se detuvo en cuanto se apoyó en una pared.
Sangre, una gota calló al piso de pronto. Abrió ligeramente los labios en silencio mientras sus ojos se posaban en la parte de la herida, ¿Eso era un intento de asesinato?, ¿Un tiro loco?, estaba anonadada, el miedo obvio que debería haber sentido segundos atrás se había ido a lo más profundo de su mente.
¿De donde había salido eso?, ¿Cómo la habían herido?, ¿Un loco suelto con una pistola?
Miró en todas las direcciones libres tratando de encontrar al pistolero, pero no encontró nada que le pareciera extraño. La gente parecía no haberse enterado del disparo y lo agradeció de cierta forma, también agradecía esa resistencia al dolor que formó por años, de lo contrario ahora estaría haciendo un sumo escándalo en el piso mientras ojos curiosos le mirarían. Tenía que analizar la herida, estaba por arriba del hombro y no sentía tan comprometido el brazo, no escribiría en el computador por un par de semanas.
¿A quién engañaba?, podía saber mucho de máquinas pero nada de medicina.
Diana Keigo- Admin
- Mensajes : 192
Localización : Velvet Room
Re: I HATE CIRCLES! [Libre]
La imagen que este resabia del mundo era borrosa, una distorsión misma de la realidad. Su mirada se mantenía perdida en un mar de dudas, en una insaciable sed de ver correr sangre, de ver como esta se escurría bajo sus piernas hasta las alcantarillas. El quería ver arder el mundo. El disparo había sido certero, al menos, uno de ellos. Los demás, no habían hecho más que hacer un simple hueco en las paredes. Era bueno disparando, pero no el mejor. Además, cada disparo había sido tirado al azar, un dardo mas a la ruleta. Por desgracia, para aquella persona, esta había dado de lleno sobre su brazo; y eso había sido suficiente como para marcar el destino de aquel desdichado. Manteniendo un paso lento, casi nulo, en dirección a aquel cuerpo, el payaso se dirigía con pistola en mano y escrúpulos escasos. Su único objetivo era liberarse, desatar una estampida misma de seres amorfos entre las calles de aquella decrepita ciudad. Solo quería causar un caos, ver como los seres humanos se amedrentaban los unos a los otros por su propia sobrevivencia. Pateando, golpeando, matando incluso al mas desvalido, solo para salvar sus traseros. Así era la raza humana, una trepadora, un maldito ser que se regodeaba pisoteando los rostros de quienes se mantienen bajo ellos en la pirámide alimenticia.
Su andar era similar al de un muerto viviente, cosa que admiraba joker desde lo más profundo de su ser. Siempre le había fascinado todo aquel cine de terror, desde simple terror sicológico, hasta el mismo gore. Pero sobre todo, amaba aquellas historias donde se creaban seres fuera de la realidad, originales de dicha trama. Tal vez, por que se identificaba con las rarezas de estas, o simplemente porque estaba demente. La gente corría a sus alrededores, lanzando las bolsas del mandado, las carriolas e, incluso algunos, a sus propios hijos a un lado para salvar sus vidas. A aquellos últimos era a quienes más amaba aquel ser. Eran seres que anteponían sus vidas antes que las de sus hijos- "La verdadera naturaleza humana" -Se decía a si mismo mientras alzaba su brazo apuntando a ellos.
¡BANG, BANG,BANG! -Era lo único que se escuchaba entre aquellas calles, lo único que callaba los gritos desesperados de aquellos desgraciados. Su corazón latía con fuerza cada vez que una bala atravesaba la carne de aquellos transeúntes. Solo hacía falta colocar la cereza sobre el pastel para terminar de lleno con aquel desahogo suyo.
Su rostro se despintaba conforme el agua caía sobre su cabeza, escurriéndose por su rostro llevándose la pintura con ella y de paso, la máscara que este poseía. Mascara, así es como él llamaba toda esa parvada de mierdas, de disfraces, de maquillaje que enmascaraba su rostro de falsas sonrisas y alegrías. ¿¡A quien carajos quería engañar!? Desde aquel día, desde aquella muerte, desde que aquella cicatriz formo parte de su rostro, algo mas había despertado en su interior, algo que jamás debió ser despertado. Había nacido con la única intención de causar dolor y sufrimiento, eso es lo que había entendido aquel día en que su madre había sido asesinada. Solo así, en la recordaría por ciertos instantes. Con cada muerte, el veía su rostro, su imagen, aquella última imagen que recordaba de ella. Eso, eso era lo que la mantenía con vida en su memoria. Una muy bizarra imagen de amor para aquel ente tan retorcido.- Hola -Dijo con una voz gruesa y profunda, como si no fuese el, como si el mismo infierno dejase entrar en si a aquel ente y dotarle de sus más siniestros atributos.- ¿Por qué tan SERIA?
Su andar era similar al de un muerto viviente, cosa que admiraba joker desde lo más profundo de su ser. Siempre le había fascinado todo aquel cine de terror, desde simple terror sicológico, hasta el mismo gore. Pero sobre todo, amaba aquellas historias donde se creaban seres fuera de la realidad, originales de dicha trama. Tal vez, por que se identificaba con las rarezas de estas, o simplemente porque estaba demente. La gente corría a sus alrededores, lanzando las bolsas del mandado, las carriolas e, incluso algunos, a sus propios hijos a un lado para salvar sus vidas. A aquellos últimos era a quienes más amaba aquel ser. Eran seres que anteponían sus vidas antes que las de sus hijos- "La verdadera naturaleza humana" -Se decía a si mismo mientras alzaba su brazo apuntando a ellos.
¡BANG, BANG,BANG! -Era lo único que se escuchaba entre aquellas calles, lo único que callaba los gritos desesperados de aquellos desgraciados. Su corazón latía con fuerza cada vez que una bala atravesaba la carne de aquellos transeúntes. Solo hacía falta colocar la cereza sobre el pastel para terminar de lleno con aquel desahogo suyo.
Su rostro se despintaba conforme el agua caía sobre su cabeza, escurriéndose por su rostro llevándose la pintura con ella y de paso, la máscara que este poseía. Mascara, así es como él llamaba toda esa parvada de mierdas, de disfraces, de maquillaje que enmascaraba su rostro de falsas sonrisas y alegrías. ¿¡A quien carajos quería engañar!? Desde aquel día, desde aquella muerte, desde que aquella cicatriz formo parte de su rostro, algo mas había despertado en su interior, algo que jamás debió ser despertado. Había nacido con la única intención de causar dolor y sufrimiento, eso es lo que había entendido aquel día en que su madre había sido asesinada. Solo así, en la recordaría por ciertos instantes. Con cada muerte, el veía su rostro, su imagen, aquella última imagen que recordaba de ella. Eso, eso era lo que la mantenía con vida en su memoria. Una muy bizarra imagen de amor para aquel ente tan retorcido.- Hola -Dijo con una voz gruesa y profunda, como si no fuese el, como si el mismo infierno dejase entrar en si a aquel ente y dotarle de sus más siniestros atributos.- ¿Por qué tan SERIA?
Invitado- Invitado
Re: I HATE CIRCLES! [Libre]
Sintió un leve escalofrío en su espalda y por unos segundos se debatió entre si voltear o no su cuerpo para conocer al causante de las pesadillas en vida, del tiroteo casual y enfermo, además de la herida en su brazo. Tragó leve, sintiendo cada detalle de la saliva bajando por su garganta, los bellos de la nuca crispándose un tanto bajo su largo cabello oscuro debido a la presencia sobrenatural que la asechaba como cuál pesadilla de Lovecraft o Poe. Era difícil describir el sentimiento que la embargaba en ese instante por completo, sentía miedo, uno que no experimentaba desde pequeña cuando toda su familia se fue, dejándola a la deriva. Sabía que aquel sujeto no era normal, ya bastaba con su aura llena de locura, atemorizante locura. Apretó aún más su brazo, tratando de parar el sangrado que ya comenzaba a asomarse por su mano, pequeñas gotas de sangre caían como una lluvia anticipada al piso.El brazo no le dolía en lo más mínimo, tenía ese extraño don/maldición de no sentir el dolor a menos que fuera demasiado agudo o que ella misma lo causara debido a sus descargas de fiamma interna. Sabía que aquello era malo, si su cerebro había comenzado a trabajar normalmente como el de un humano normal y no el de un ganso para dar una señal de alerta ante el inminente peligro, debía ser suficiente. Volteó la vista, primero sus ojos grises y luego su rostro, el cuerpo ignorando al atacante.
— ¿En qué se parece un cuervo a un escritorio? —musitó leve en respuesta con el vacío existencial en los ojos planos. Río leve, terminando por voltear su cuerpo a la figura del payaso—. nosotros preferimos muchas veces escuchar el canto de un canario que el de un cuervo, porque creemos que el cuervo tiene un tono fúnebre y desafinado. ¿Eres un cuervo parte del cliché?
Retrocedió un tanto, mirándole de pies a cabeza notando cada detalle, desde su postura hasta prendas de vestir y accesorios. Asumió pronto que la lógica no podría atravesar esa delgada línea entre la razón o acción esta vez; su lógica, su amada y preciada lógica matemática era débil contra un payaso desequilibrado.
— Eres un cuervo sonriente... un cuervo sonriente con un arma
Le describió, mirándole a los ojos sin miedo mientras la sangre seguía cayendo al piso a través de la chaqueta de cuero. ¿Asustada?, un poco quizá, debía admitirlo, no quería terminar muerta ahora, ¿Temblorosa?, comenzaba a sentir como su brazo herido se comenzaba a entumecer ligeramente pasados los minutos, como en una cuenta regresiva para anunciar el término de funciones. Lo sabía, ¿Si no era el el permutador de los disparos entonces quién?, ¿Sinceridad?, la seguía teniendo al igual que ese estúpido inhibir de supervivencia que le decía que saliera corriendo de allí. Era como un pato pequeño, inconsciente del peligro a pesar de que su cerebro lo advirtiera, su sed de saber era mayor.
— El cloroformo es más barato que una caja de balas con una pistola, deberías considerarlo para la próxima vez —sincera e inmoral, su fobia a los germenes comenzaba a aflorar con cada gota de su propia sangre que caía al piso.
— ¿En qué se parece un cuervo a un escritorio? —musitó leve en respuesta con el vacío existencial en los ojos planos. Río leve, terminando por voltear su cuerpo a la figura del payaso—. nosotros preferimos muchas veces escuchar el canto de un canario que el de un cuervo, porque creemos que el cuervo tiene un tono fúnebre y desafinado. ¿Eres un cuervo parte del cliché?
Retrocedió un tanto, mirándole de pies a cabeza notando cada detalle, desde su postura hasta prendas de vestir y accesorios. Asumió pronto que la lógica no podría atravesar esa delgada línea entre la razón o acción esta vez; su lógica, su amada y preciada lógica matemática era débil contra un payaso desequilibrado.
— Eres un cuervo sonriente... un cuervo sonriente con un arma
Le describió, mirándole a los ojos sin miedo mientras la sangre seguía cayendo al piso a través de la chaqueta de cuero. ¿Asustada?, un poco quizá, debía admitirlo, no quería terminar muerta ahora, ¿Temblorosa?, comenzaba a sentir como su brazo herido se comenzaba a entumecer ligeramente pasados los minutos, como en una cuenta regresiva para anunciar el término de funciones. Lo sabía, ¿Si no era el el permutador de los disparos entonces quién?, ¿Sinceridad?, la seguía teniendo al igual que ese estúpido inhibir de supervivencia que le decía que saliera corriendo de allí. Era como un pato pequeño, inconsciente del peligro a pesar de que su cerebro lo advirtiera, su sed de saber era mayor.
— El cloroformo es más barato que una caja de balas con una pistola, deberías considerarlo para la próxima vez —sincera e inmoral, su fobia a los germenes comenzaba a aflorar con cada gota de su propia sangre que caía al piso.
Diana Keigo- Admin
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Localización : Velvet Room
Re: I HATE CIRCLES! [Libre]
Sus ojos continuaban fuera de sus orbitas; su cuerpo sin detener su paso cual locomotora, inalterable. Las palabras de aquella chica solo hacían que su demencia se intensificara. Odiaba toda señal de razonamiento y, sobre todo, las bromas a su persona. Siempre se reía de sí mismo, pero no hoy, no más. El payaso continuaba caminando; paso tras paso acercándose hacia su presa con el único deseo de cegar su vida. Sentía un metálico sabor sobre su lengua, paseándose de un lado a otro dentro de su boca. Pero, no había nada dentro de esta.
Había pasado tanto tiempo entre cadáveres, el suficiente como para saborear la muerte entre sus fauces. - Un cuervo -Pensó. No, no era así. El no era cuervo alguno, aun que le gustaba la comparación. El era un lindo canario, un enorme tucán que mostraba su color. Solo que, un poco envuelto en penumbra y sangre.- Y dime, pequeña… ¿Tu sabes porque la gente prefiere la sonrisa por sobre la tristeza? ¿La risa por sobre las lagrimas, el llanto? -Súbitamente, con un simple tirón de su brazo, una carta se encontraba ahora en su mano. ¿Magia? Un carajo, todo era cosa de preparación. El siempre tenía un as bajo la manga. Mejor dicho, miles.- Porque la gente prefiere ocultar su humanidad.-Esa humanidad que el tanto amaba ver reflejada antes de aquel último suspiro de vida que presentaban sus víctimas- Siempre buscan esconder su tristeza, esconder su llanto por debajo de las sonrisas y la locura bajo las risas. Solo así, solo así evitan cometer ¡SUICIDIO! -Grito, lanzando con todas sus fuerzas aquella carta en dirección al rostro de la chica.
Si había alguien que lloraba, era él. Siempre lo había hecho lo cual, de cierta manera, le hacía más humano que ninguna otra persona. Sus labios temblaban violentamente. El labio inferior se estremecía conforme su rostro se deformaba a la par. Era el llanto que sobrevenía en su rostro, la sonrisa que dibujaba por sobre la mueca triste. Era esa la razón del porque un payaso. Soy un payaso, era lo que siempre decía, lo que siempre se recordaba conforme miraba su rostro, reflejado en donde fuese. Solo un payaso puede cubrir su rostro con maquillaje, con un exceso de este. "Mi maquillaje, es mi alegría, mi sonrisa, mi demencia. Y mi rostro, la tristeza".
Escuchaba las palabras de la chica, pero le parecían simples balas de salva. Contra él, palabra alguna podría servir, solo balas y de las pesadas. Metió su mano bajo la otra manga, buscando aquella baraja que guardaba en estas. Ese maldito complejo de mago que tenía todo payaso. Busco, hasta que al final pudo sentirla y, de un tirón saco esta mostrándosela. Puso su mano sobre la primer carta del montón e, impregnándola de las llamas de la tormenta, exclamo.- Mas barato… Pero, no tan divertido -Dicho esto y, sujetando esta carta, la lanzo nuevamente contra la chica. Si esta no daba en su blanco, esperaba al menos explotar lo que esta impactara. Le daba igual si era una anciana.
Había pasado tanto tiempo entre cadáveres, el suficiente como para saborear la muerte entre sus fauces. - Un cuervo -Pensó. No, no era así. El no era cuervo alguno, aun que le gustaba la comparación. El era un lindo canario, un enorme tucán que mostraba su color. Solo que, un poco envuelto en penumbra y sangre.- Y dime, pequeña… ¿Tu sabes porque la gente prefiere la sonrisa por sobre la tristeza? ¿La risa por sobre las lagrimas, el llanto? -Súbitamente, con un simple tirón de su brazo, una carta se encontraba ahora en su mano. ¿Magia? Un carajo, todo era cosa de preparación. El siempre tenía un as bajo la manga. Mejor dicho, miles.- Porque la gente prefiere ocultar su humanidad.-Esa humanidad que el tanto amaba ver reflejada antes de aquel último suspiro de vida que presentaban sus víctimas- Siempre buscan esconder su tristeza, esconder su llanto por debajo de las sonrisas y la locura bajo las risas. Solo así, solo así evitan cometer ¡SUICIDIO! -Grito, lanzando con todas sus fuerzas aquella carta en dirección al rostro de la chica.
Si había alguien que lloraba, era él. Siempre lo había hecho lo cual, de cierta manera, le hacía más humano que ninguna otra persona. Sus labios temblaban violentamente. El labio inferior se estremecía conforme su rostro se deformaba a la par. Era el llanto que sobrevenía en su rostro, la sonrisa que dibujaba por sobre la mueca triste. Era esa la razón del porque un payaso. Soy un payaso, era lo que siempre decía, lo que siempre se recordaba conforme miraba su rostro, reflejado en donde fuese. Solo un payaso puede cubrir su rostro con maquillaje, con un exceso de este. "Mi maquillaje, es mi alegría, mi sonrisa, mi demencia. Y mi rostro, la tristeza".
Escuchaba las palabras de la chica, pero le parecían simples balas de salva. Contra él, palabra alguna podría servir, solo balas y de las pesadas. Metió su mano bajo la otra manga, buscando aquella baraja que guardaba en estas. Ese maldito complejo de mago que tenía todo payaso. Busco, hasta que al final pudo sentirla y, de un tirón saco esta mostrándosela. Puso su mano sobre la primer carta del montón e, impregnándola de las llamas de la tormenta, exclamo.- Mas barato… Pero, no tan divertido -Dicho esto y, sujetando esta carta, la lanzo nuevamente contra la chica. Si esta no daba en su blanco, esperaba al menos explotar lo que esta impactara. Le daba igual si era una anciana.
Invitado- Invitado
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