¿Amigo o enemigo? la información es la respuesta [Priv.]

Japón, un país que había visitado un tanto de modo frecuente al ser ella la guardaespaldas del capo Cavallone, pero siempre le molestaba el que estuviera viajando de un lado a otro constantemente, nunca era como que su cuerpo se terminase de acostumbrar a una zona horaria en específica, lo único bueno que tenía a su favor era que siempre que quiere puedo quedarse dormida donde sea y a la hora que sea.

Como sea, ahora estaba de vuelta en Japón tras haber estado muy corto tiempo en su país natal, Italia, el motivo por el cual ahora se encontraba aquí con unos cuantos chicos a su mando era por encargo de su jefe, cuando había estado aquí pudo haberse filtrado información con referente a la operación en la que estaban involucrados y la cual el mismo Dino lideraba y era la cabeza de todo ese plan. Para evitar justamente o estar más que nada seguros de que no se filtrase información por ningún lado era que habíamos vuelto a Namimori.

Ahora la joven rubia de los Cavallone se encontraba caminando por las calles de la ciudad, junto con los otros pocos acompañantes que le habían dado buscaba algún tipo de indicio o ayuda extra que le pudieran ayudar para esta tarea de recaudar aún más información, era un trabajo digamos complicado, más que nada ya que si alguien se había enterado en algún momento de lo dicho en las reuniones para este entonces podría estar por cualquier lado y no específicamente por el área en el que escucho aquello, la situación era algo así como un pequeño dolor de cabeza pero tenía que hacerlo con calma y determinación, cualquier posible fuga de información sería un completo desastre para los planes de Dino y ella nunca se daría el lujo de que eso pudiera suceder.

-Aldrina, conseguimos un poco de información que nos podría ayudar en el asunto.- Uno de los compañeros subordinados de la familia que de momento estaban bajo el mando de la chica se acercaría de modo discreto y veloz a ella para decir eso y empezar a soltarle un poco más de información. -Hemos encontrado a alguien que podría sernos de ayuda, habría que ir a tratar con ella, sabemos dónde se encuentra.- tras aquello la joven rubia asentiría y dejaría que le guiasen a su destino.

En el camino le dijeron que habían dado con una informante, como ellos también eran lo mismo la de ojos zafiro desconocía por completo el método que hubieran utilizado sus compañeros para dar con aquella información, pero era valiosa, al tener alguien que ha estado todo el tiempo por aquí nos brindaría la información necesaria, el probable problema sería el convencer para que le dieran la información, pero antes de eso tendría que llegar a ella, se encontraba en camino al lugar donde se debería de encontrar su objetivo, era un establecimiento donde hacían tatuajes, la verdad es que no le agradaba mucho la idea de los tatuajes pero era algo contradictorio porque la rubia tenía su tatuaje, pero claro le había dolido y no tenía al menos hasta el momento algún otro motivo para hacerse otro, pero retomando el tema, la joven entraría al establecimiento para reconocer primero el lugar y ver si ciertamente podría encontrar ahí lo que tanto necesitaba,

Un ligero trazo por encima de la curva del hombro, casi dibujando sobre la yugular del hombre con un pulso que no parecía tiritar ante la parte corporal delicada por la que estaba trabajando sin el menor miedo a provocar un baño de sangre por poner la presión errónea. La vista concentrada solo en ese punto de bifurcación de color magenta que terminaba en un gran orbe color amarillo que resumía el centro de atención de su obra, algo más de sombreo, un quejido proveniente del mayor y la culminación de la obra dando paso al Nirvana del arte, el inalcanzable estado de satisfacción ante un buen trabajo terminado. Seishun había terminado el imponente dragón festivo que, cual alimaña, se alimentaba casi del costado completo del sujeto, trabajo que le había costado tres sesiones de sudor, manos adoloridas y más de cinco bocetos que el mismo cliente se encargó de evaluar a medida que salían de la mesa de dibujo. Dolor y un quejido, lo sabía, aquel sujeto no se aguantaría un segundo más de aquella tortura con la punta de su máquina, lo veía en sus ojos y en la mueca adolorida de su rostro. Más, en cuanto se miró al espejo al costado de la camilla de trabajo supo que todo ese adormecimiento en sus manos había rendido fruto. Le gustaba, el mafioso estaba feliz con el resultado y ella también, no necesitaba reafirmar su talento con un elogio ajeno, pero el ver que su arte gustaba a otros, luego de tanto tiempo, era una sensación que pocos podían comprender.

Le sonrió y ella lo hizo de vuelta, ligeramente, curvando un poco nada más la comisura de sus labios. Estoico carácter de la mujer que aquel estaba acostumbrado a soportar mientras se sentaba cada tres semanas en esa camilla para un nuevo tatuaje. Seishun se quitó los guantes y los tiró al basurero más próximo, acto siguiente y mientras el hombre se vestía luego de proteger el tatuaje con un plástico, fue a lavarse las manos. Para cuando volvió, el hombre le esperaba adolorido en conjunto con tres sujetos más en su espalda.

— Como siempre un buen trabajo Billiards —habló con otra sonrisa, sus subordinados asintieron. Uno de ellos la miró directamente a los ojos durante algunos segundos y luego desvió la vista, la ex asesina en serie contuvo la necesidad de blanquear los ojos por un instante.

Otro más, suspiró internamente. Seguro el debía ser nueva parte de la escolta de aquel líder, alguien a quién no le habían dicho sobre su característica casi demoníaca en sus ojos negros y rojos. No lo culpó, ella también desprestigiaba a los bichos raros cuando entraban a ese lugar.

— Gracias por advertirle al novato... —suspiró sarcástica, el hombre río de buena gana codeando al nuevo, quién aún parecía no entender el chiste—. Ahora lárguense, no quiero una guerra privada en este lugar

Más risas y una salida con una despedida animada por parte del hombre mayor. Seishun acostumbrada a cerrar el lugar cuando venían cierto tipo de hombres, dio vuelta el cartel de abierto/cerrado, marcando el lugar como libre para cualquier otro humano que deseara dibujar sobre su piel. Limpió un poco los estantes con frascos llenos de glóbulos oculares aparentemente de utilería, sus máscaras Kabuki de las paredes y un poco del piso monocromático, cual tablero de ajedrez. Estaba terminando parte de la limpieza cuando la campañilla de la puerta sonó, se volteó tranquila mientras soltaba un perezoso "bienvenidos".

A ellos los había visto rondando por el lugar, sus ojos no le mentían. Hizo un amago de suspiro. Genial, problemas de mafia. No era una tonta, lo sabía o lo suponía perfectamente, el movimiento en Namimori de mafiosos era inusual en esa época. Más aún con la actitud de sus ex compañeros convictos de Vendicare.

Hizo una reverencia teatral, estirando su mano izquierda cual capa, dejando en muestra los tatuajes que cubrían sus manos y brazos bajo esa polera sin mangas.

— Cierra la puerta al entrar —habló en un tono cansado, tomando asiento al revés sobre una de las sillas de cuero destinadas a los tatuajes pequeños de la recepción. Posó sus antebrazos sobre el respaldo y apoyó su mentón en ellos, observando con sus ojos inusuales a la joven rubia—. No creo que vengas por un tatuaje, no quiero guerras en mi zona, así que acabemos esto rápido... Señorita Cavallone

Pelos en la lengua ninguno cuando se trataba de trabajo... más bien, todo el tiempo.

Mientras caminaba con cierta calmar, que tal vez no aparentaba del todo bien pues igual iba a paso algo veloz a lo que sus compañeros intentaban hacer que bajase la velocidad un poco para no levantar sospechas, a la joven realmente le costaba un cierto trabajo aquello, no porque sintiera que tenía que moverse más rápido de lo común para este tipo de trabajos, en estos casos donde puede haberse filtrado información y hay varias cosas en juego, cada segundo contaba y podía hacer la diferencia marcando a favor o en contra de uno.

Pero no era por ello que iba rápido realmente, la joven de ojos azules estaba acostumbrada de por sí a caminar de aquel modo, era algo natural para ella, aunque cuando sabía que tenía que ir a un lugar específico o en momentos como estos caminaba aun más a prisa de lo normal así que realmente pareciera como si fuera casi trotando en lugar de caminar y era ahí cuando sus camaradas le recordaban que tenía que calmarse en su andar o podría levantar siempre sospechas, le era un tanto molesto aquello, si bien si una joven sola anda a un paso un tanto apurado podría parecer extraño o como si alguien le estuviera persiguiendo, pero si una joven va vestida con una falda, saco y corbata negra y una camisa blanca, un típico atuendo de una posible oficinista acompañada de otros cuantos hombres que van vestidos de igual forma solo que en lugar de falta un obvio pantalón, esto ya no pasa por algo que se podría llegar a ver “casual” o “típico” ante los ojos de nadie.

Dejando de un lado si caminaba rápido, trotaba o lo que dios quisiera que fuera el andar de la joven rubia, cuando iba llegando al lugar indicado veía como salían unas personas, le mirarían a la chica de pies a cabeza y ella se mostraría indiferente y con un leve todo y deje de frialdad en su mirada, si bien ella destacaba por ser siempre toda sonrisas, en ocasiones así siempre se mostraba de ese modo para evitar posibles problemas, cosa que quien diría que sería muy bueno en aquel caso pues aunque ella no lo supiera realmente aunque uno se pudiera dar una idea por las pintas de aquellos tipos, evitaría una confrontación que terminaría por llamar la atención de todos.

Ante el recibimiento algo peculiar la joven esbozaría una sonrisa de lado haciendo un simple gesto con la cabeza indicando así a sus compañeros de que cerrasen la puerta y mirando fijamente con semblante calmado y sereno a la chica de peculiares ojos. -Descuida que no habrá nada de eso…pero también queremos algo de cooperación.- Diría mostrándose algo sería y un tanto seca en sus palabras, no era realmente como para ponerse en plan toda sonrisas, venía por cosas serias y se comportaría a la altura.

-Pensamos que podrías tener una cierta información acerca de acontecimientos recientes, no buscamos amenazar o causar alborotos como te dije antes, solo queremos un poco de cooperación de su parte y todo tendrá buenos términos.- Terminaría diciendo la joven con una leve sonrisa de lado mientras miraba fijamente a la chica posando la rubia una de sus manos en la cadera propia.